La ventana de verano
( Asoma a la Place G.Clemenceau desde el Passage Mazagran)
Ilustración de Hennie Haworth
( Asoma a la Place G.Clemenceau desde el Passage Mazagran)
Ilustración de Hennie Haworth
El sitio estaba vacío cuando llegue, acogida por su decadencia escribí esa tarjeta que siempre me escribo en verano a mi misma, desde cualquier destino donde me encuentre.
Después baje a la Gran plage a leer el libro, viejo y gastado de 1 euro, que la encantadora cajera de 27 Place Clemenceau, me había envuelto en su cartucho de Bookstore, como si fuera la verdura del día.
El sol allí te deja vivir, es un placer sentirte envuelto por su calor, el sonido constante del mar y la lectura, como última coartada. Música de Igor Stravinsky suena en mis paseo, que él también recorrió hacia el faro.
Las viejas ballenas siguen escondidas tras los arrecifes de su puerto pesquero, esperando que se marchen todos, entre las sardinas y el bonito que yo como frío.
Al atardecer me acero a Anglet, a La Madrague, a cenar en el porche del viejo cobertizo de madera donde más ricos me saben los moules y la puesta de sol...
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Agoniza el verano.
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Mañana,
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sí mañana, iré al Faro La Coubre
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a tirar mis cenizas...
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que llegarán a la Habana para estallar y cerrar el círculo
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